viernes, 29 de agosto de 2014

Que siendo dos, seamos uno.


Un noche me di cuenta que me había enamorado.
De alguien que me parecía único y especial en el mundo. Con un millón y medio de defectos, pero con el doble de virtudes. Y yo lo quería. No quería quererlo, pero lo quería.
Aunque siempre que sale el tema me discuten que uno puede elegir de quien enamorarse, yo creo que no es así. Y yo me enamore de quien no quería enamorarme. Al fin y al cabo el amor es así; Impredecible. Y una noche, me encontré enamorada.
Con el tiempo paso el enamoramiento. Y llego el amor. Y no estaba bueno. No solo ya estaba en una situación que prácticamente no tenía retorno, sino que además, parecía haber llegado para quedarse.  Y así fue. Pasan los años y una sigue sintiendo el mismo amor, bah no es el mismo. En estos años al igual que nosotros el amor que siento por él creció considerablemente.
Y ya no lo miro con ojos de perfección, y no le perdono todo, y no le dejo pasar todo, y no todo lo que hace me resulta agradable. Así y todo, lo amo.
No sé si lo elegí, si lo sigo eligiendo o si simplemente es así.
Yo siento que no puedo hacer otra cosa, siento que ya no puedo dejar de amarlo.  
Y él se mantiene al margen del amor, al costado del camino. Viéndolo pasar sin sumarse al viaje.
Y así viajo sola. Porque no puedo dejar de amarlo. Y aunque no lo espere, lo espero. Y aunque no quiera, cada tanto miro para atrás, con ojos de esperanza, por si acaso fuera que quiere empezar a andar.

Porque el amor tiene esas cosas, dejas ser, respetas el tiempo del otro… pero seguís deseando ir juntos a la par. Pero la realidad es que este viaje no es de a dos.  
Más quisiera yo viajar con vos. Y que siendo dos, seamos uno.  

"...Nada como ir juntos a la par
y caminos desandar
el honor no lo perdí
es el héroe que hay en mí
nada como ir juntos a la par..."

(Historias de por ahí, o por acá, 
aunque bien podría ser de cualquier lugar.)

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