domingo, 14 de agosto de 2016

Se puede hacer

Se puede hacer. 
Cuando alguien te ve. Se puede hacer. 
Cuando alguien cree en vos. Se puede hacer. 
Cuando alguien se la juega por vos. Se puede hacer. 
Cuando alguien apuesta por vos. Se puede hacer. 
Cuando uno se enamora de su idea. Se puede hacer. 
Cuando uno ama. Se puede hacer. 
Cuando se trabaja en equipo. Se puede hacer. 
Cuando empezas a creer. Se puede hacer. 
Cuando empezas a ver que un camino es posible. Se puede hacer. 
Cuando empezas a creer en vos. Se puede hacer. 
Cuando reconocer tus capacidades. Se puede hacer. 
Cuando valoras tus talentos. Se puede hacer. 
Cuando haces de tu Don, tu estilo de vida. Se puede hacer. 
Aunque parezca una locura. Se puede hacer. 
Aunque no crean en vos. Se puede hacer. 
Aunque la sociedad vaya para otro lado. Se puede hacer. 
Aunque te digan que estas loco. Se puede hacer.
Se puede hacer. 
Se puede hacer.

Inspirado en la pelicula: "Si puó fare"

miércoles, 10 de agosto de 2016

Que se me hace tarde para cruzar la calle del miedo

Cosquillas en la panza. Nervios. Ansiedad. Miedo.
Lo nuevo se acerca, me invade, se apodera de mi dejándome paralizada.
¿Que hago? ¿Como se sigue con esto?
Es nuevo, es distinto y asusta.
Salir de la zona de confort, correr el riesgo, probar lo nuevo, lo distinto.... ¡cuantas cosas!
Me freno. No puedo reaccionar. Me arrepiento.
Quiero entrar, quiero volver hacia atrás. Ya no puedo, la puerta se cerro detrás de mi. Me desespero.
Quiero abrirla de nuevo, meterme adentro y no volver a salir. Y no puedo, ya no puedo. Parezco torpe, no puedo volver a entrar... ¡por Dios!

Respiro hondo.

Que miedo da estar aquí fuera. ¿Que paso? ¿Cuando paso? Cuando decidí salir de mi y encontrarme con el mundo. Con la vida. ¿por que? Si resultaba tan agradable, en mi, en mis cosas, mis seguridades.
Tarde para el arrepentimiento. Ya estoy fuera.
Tengo que cruzar la calle del miedo. Tengo que animarme.
Pero... ¿Como se sigue? ¿Que se hace aquí? Cuantas cosas por aprender. Cuantas inseguridades me invaden y cuantas elecciones me esperan. Elegir un camino, pues quedarme quieta ya no puedo. Afuera no es un lugar para morar, más bien para andar.
Tengo que apurarme a cruzar.
Pero... ¿A donde ir? ¿Por donde arrancar? Cuantas preguntas en mi cabeza y esto acaba de empezar.
Tanto tiempo en las sombras, tanto tiempo en la caverna, buscando herramientas, leyendo teoría, aprendiendo metodología, y ahora... ahora es el momento de poner todo al servicio. Y como hacerlo sin morir de miedo, y como hacerlo sin morir en el intento.
Asusta salir de uno mismo. Asusta salir. Encontrarte con un mundo que no es todo lo terrible que lo imaginabas, es peor.
Todas las sospechas de odios, de miserias humanas, de desamor. Toda ausencia de Dios se hace presente entre los transeúntes que vagan por la vida sin encontrar un sentido, sin un rumbo, sin saber a donde ir.

¡Que nervios! Ya hay que hacerlo. Se me hace tarde para cruzar la calle del miedo.

Y uno ahí, con su mochila a cuestas y tanto masticado sin poder asimilar.
Y uno, con todo su ser y sin nada, en medio de está ciudad odiosa, en medio de tanto desamor.
Y uno ahí, simplemente entregándose. Al desnudo. Con el alma al aire.
Y uno, simplemente, tratando de ser feliz.
Y uno, simplemente, tratando de vivir.

Y que un día... esa calle del miedo... que tanto asustaba mirar, que tanto miedo daba cruzar, por fin, quede detrás. Lejana. Que ya nada tenga que ver con nosotros. Que solo sea un recuerdo, de saber que para llegar a donde llegue, tuve que haber cruzado la calle del miedo.  



domingo, 7 de agosto de 2016

Cada aniversario, una evaluación


Hoy es un buen día para volver a ver “El perro negro”. 
Ver que cada día es más chiquito. Y enorgullecerme de ello.  
Hoy por fin siento que estoy avanzando.  
Hoy por fin comprendo la frase de Jesús en el evangelio de Juan que dice
 “he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. 
Y me abrazo a ella, y me abrazo a él.  
A un Dios que es fiel, que no abandona jamás. 
Y que incluso en las noches más oscuras aparece ahí, como una brisa suave que me acaricia.
Y trato de aferrarme fuerte a la vida. Con todos sus traspiés. Con sus sin sabores. 
Con cada obstáculo, atravesando cada noche oscura, 
sabiendo que por fin pasará y volverá a salir el sol.
Tratando de aprender que quedan muchas más noches, 
pero que siempre habrá nuevos amaneceres. 
Y que ningún hombre es una isla. 
Y que Dios ha cuidado cada detalle y ha puesto a cada uno en su lugar. 
Hoy doy gracias por los amigos que la vida me dio, 
por mi familia, que redescubro día a día, 
gracias por los que han estado y están a mi lado, en distintas formas, 
todos mostrándome un único Jesús amoroso. 
Aunque muchos no entiendan, aunque muchos no sepan que hacer.
Si les sirve de consuelo, yo tampoco. 
Pero estoy aprendiendo que con el tiempo todo tiene su lugar, 
aunque uno no comprenda.  
Un nuevo aniversario me sorprende de una manera hermosa. 
Con cosas nuevas, con nuevos proyectos, con ganas, con vida. 
Con una vida que se va llenando de cosas más mías. 
Con una vida que se va llenando de vida.

(Salir es posible, busca ayuda.)