domingo, 7 de agosto de 2016

Cada aniversario, una evaluación


Hoy es un buen día para volver a ver “El perro negro”. 
Ver que cada día es más chiquito. Y enorgullecerme de ello.  
Hoy por fin siento que estoy avanzando.  
Hoy por fin comprendo la frase de Jesús en el evangelio de Juan que dice
 “he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. 
Y me abrazo a ella, y me abrazo a él.  
A un Dios que es fiel, que no abandona jamás. 
Y que incluso en las noches más oscuras aparece ahí, como una brisa suave que me acaricia.
Y trato de aferrarme fuerte a la vida. Con todos sus traspiés. Con sus sin sabores. 
Con cada obstáculo, atravesando cada noche oscura, 
sabiendo que por fin pasará y volverá a salir el sol.
Tratando de aprender que quedan muchas más noches, 
pero que siempre habrá nuevos amaneceres. 
Y que ningún hombre es una isla. 
Y que Dios ha cuidado cada detalle y ha puesto a cada uno en su lugar. 
Hoy doy gracias por los amigos que la vida me dio, 
por mi familia, que redescubro día a día, 
gracias por los que han estado y están a mi lado, en distintas formas, 
todos mostrándome un único Jesús amoroso. 
Aunque muchos no entiendan, aunque muchos no sepan que hacer.
Si les sirve de consuelo, yo tampoco. 
Pero estoy aprendiendo que con el tiempo todo tiene su lugar, 
aunque uno no comprenda.  
Un nuevo aniversario me sorprende de una manera hermosa. 
Con cosas nuevas, con nuevos proyectos, con ganas, con vida. 
Con una vida que se va llenando de cosas más mías. 
Con una vida que se va llenando de vida.

(Salir es posible, busca ayuda.)


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